Hoy me toca escribir a mi, en primera persona, ya que ella no puede hacerlo.
Lana ha salido a dar su último paseo para no volver más.
Siempre lo he dicho y lo he pensado, no era la mejor perra del mundo, nos despertaba prontísimo, su voraz apetito hacía que siempre tuviéramos que estar pendientes de la comida que dejábamos en cualquier sitio, pelos por todos lados (de esto no tenía la culpa ella), muebles y objetos roídos cuando era más pequeña, cojines rotos... bueno, un sinfín de trastadas.
A pesar de todo esto, era puro cariño, estoy seguro que hubiera dado su vida por defendernos. Cariñosa y amigable, sobre todo con los más pequeños que no dejaban de hacerle perrerias.
Siempre estuvo a nuestro lado, en los buenos y, sobretodo, en los malos. Ha sido para mi un bastón donde apoyarme y que siempre temí perder.
Ahora ya no está y la echamos de menos. La echamos mucho de menos.
Siempre estarás con nosotros. Te hemos querido y te queremos.