Hoy me apetecía pararme a hacer un buen agujero.
Primero he hecho uno. Luego le he hecho como un pasillo del ancho de mis patas, y luego he tapado el primer agujero con la tierra de la apliación del pasillo que ha pasado a convertirse en el segundo agujero.
La tarea completa me ha llevado unos 25 minutos y no he encontrado lo que buscaba (que aún no se lo que era lo que buscaba)
con la tierra toda revuelta a mis lados
feliz de la vida, con mi cara marrón que luego me han limpiado
así me ha quedado la cara de tanto meter el morro. Imaginaros mis piernas...