Vaya, otra vez tengo que despedirme de una grandísima amiga...
Cuando me comentaron que el 4 de julio Cati se tenía que ir, pensaba que faltaba mucho y que esa fecha no tenía que llegar nunca, pero ha llegado y toca despedirse, de nuevo, una compañera.
Cati llegó con unos 3 meses, teniendo los dientes de cachorro (aquellos que tanto molestan), una gran panza y unos 17 kilos.
Dos meses después se va con más de 25 kilos sobre sus grandísimas patas que siempre recordaré sobre mi cabeza cuando quería jugar, que era casi siempre, ahora que ya está tan alta como yo.
Su carácter es impresionante y todos los que la han conocido han coincidido que "será una formidable perra"

Compañera de juegos que tardaré en olvidar, ha aprendido a correr, a escalar... y sobre todo a ladrar.
Se perdió durante una hora en lo que fue una larga tarde, y dónde estaba ella... junto al coche, esperando a ir a casa.
Se va a Alemania, donde la han adoptado.


Nuestro último paseo juntas